04 marzo 2008

40 días con los 40 ultimos


Estimadas hermanas y estimados hermanos: Transcribo en nuestra página esta iniciativa de la web del Agora Marianista que me ha impactado por su fuerza y sensibilidad.


Al atardecer,dice el dueño de la viña a su administrador:"llama a los obreros y págales el jornal,empezando por los últimosy acabando por los primeros"(Mt 20, 8)


Un año más nos acercamos en cuaresma a los últimos. A ellos les dedicamos estos cuarenta días caminado hacia la cruz y la gloria de la Pascua a través de este tiempo de conversión y de reconocimiento de nuestro pecado, tiempo de misericordia y de practicar la misericordia. Tiempo además para revisar la situación concreta en que vive la sociedad y tomar una posición ante las estructuras de injusticia, opresión y pecado que rodean a los seres humanos, sobre todo a los más desfavorecidos.Con este espíritu nos acercamos a los pueblos que habitan los países que están a la cola del Desarrollo, los cuarenta países con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH), según el informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Esperamos así:
Mostrar nuestra sensibilidad por los que son los últimos en todo y crecer en esta sensibilidad: los últimos de la sociedad, los últimos de la clase, los últimos del barrio... los preferidos de Dios; nuestros preferidos, no por ser mejores que otros sino precisamente por ser "los últimos".Conocer un poco mejor la realidad de estos países, especialmente este año la situación de sus niñas y mujeres. Conocer también mejor, por contraste, la realidad de nuestra sociedad. Y preguntarnos por las causas de todas las formas de discriminación contra las mujeres.Cambiar en algo nuestra vida –siquiera en gestos pequeños–, expresando así que estamos dispuestos a que nuestra preocupación por el Reino de Dios nos afecte algo más que al sentimiento, la reflexión y la oración.Finalmente, llevar a nuestra oración a estas mujeres y a estos pueblos. Presentar al Señor sus necesidades, dar gracias por los que trabajan directamente en su favor, pedir perdón por la parte de pecado colectivo que nos corresponde, suplicar la gracia de estar disponibles y atentos...


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